Ésta es una cortita.
Cuando planteo la posibilidad de jugar una partida sin narrador e improvisada hay quien lanza una mirada de perplejidad, cuando no de abierta burla.
"Eso va a a ser un follón"
"¿Y quién vigila que el asunto vaya a ser justo e imparcial, si puedo improvisar cualquier cosa?"
"Si los jugadores se suben a la chepa de un DJ con preparación, se van a lanzar los unos al cuello de los otros en cuanto tengan la oportunidad..."
"¿Y de dónde van a salir las sorpresas si no las ha ideado alguien de antemano?"
A lo largo de los posts anteriores he ido reseñando cierta cantidad de juegos que pretenden poder hacerlo, pero sí que es cierto que los jugadores deben tener ciertas actitudes particulares para que todo vaya bien. Y lo bueno del asunto es que son actitudes, no características, por lo que es posible adoptarlas, cultivarlas y desarrollarlas si no se tenían con anterioridad.
¿Y cuáles son? Pues yo diría (y a esto viene todo el post) que Vincent Baker las describe bastante bien en The Sundered Land:
* Confía en que vas a decir algo bueno
* Confía en que tus amigos van a decir algo bueno
* Suéltate e improvisa con desenfado y abandono detalles e imágenes
* Construye sobre lo que digan los demás
* Haz que tus personajes se dirijan de una manera concreta y directa hacia sus objetivos
* Cuando algo despierte tu curiosidad, pregunta.
* Aprieta el gatillo
Abrazando esta actitud sin recelos es muy difícil que no salga algo divertido... pero hay que hacerlo.